Los perros aullaban de una manera lastimera, tan triste y tenebrosa que hacía que tu piel se sintiera fría y con un hormigueo, apenas caía la noche y en casa habían tres perros, grandes y buenos guardianes, el viento soplaba y silbaba entre las matas de plátano, lo más normal es que los perros ladraran a cuanto animal vieran pasar, pero esa noche se les iba en un solo aullar, mi abuela que vivía con nosotros, cada que escuchaba el aullido se echaba la bendición y decía, cuando los perros aúllan, es por que están viendo la muerte, no se si mi madre compartía la misma opinión de ella, pero la vi asegurar las ventanas y la puerta principal, se veía que tenía miedo. Mi padre estaba en el pueblo, mi madre me advirtió que si tocaba la puerta no le fuera a abrir, debía avisarle a ella, no entendía nada, pues era yo quien siempre le abría para ver que me había traído del pueblo.
Escuché la ventana batirse por el viento, misma que mi madre había revisado hacía poco, mi abuela gritó desde su habitación donde estaba rezando un rosario, déjala así, tu mamá la cierra, ambas estaban muy misteriosas, los perros afuera seguían en su constante aullido, casi eran las diez cuando mi madre me mandó a dormir, quise reprocharle ya que quería esperar a mi padre, pero ella fue tajante en su orden, a dormir, mi habitación era una pequeña mansarda, donde veía la entrada principal, así que me quedé pendiente mirando fuera, quería ver llegar a mi padre, los perros seguían en las suyas, ya se estaban haciendo fastidiosos con ese aullar, me estaba quedando dormido cuando sentí pasos en la puerta, me espabilé y pensé que era mi padre, vi un hombre alto todo cubierto por una capa muy larga, le arrastraba por el suelo y una capucha que le cubría toda la cara, caminó alrededor de la puerta, mientras los perros ya no aullaban, chillaban muertos de miedo y con sus uñas rasgaban una pequeña puerta que daba a la cocina, esperando que alguien les abriera, el personaje aquel, dio unos pasos más y emprendió camino, lo vi alejarse y aunque en ese momento no me pareció tan real lo que vi, una gran sombra lo seguía , sombra que cubría todo el camino, lo vi trastornar detrás de un gran árbol en un recodo del camino, mismo lugar donde vi a parecer a mi padre, fui a ponerme de pie para ir a saludarlo, cuando noté que venía cubierto por esa misma sombra negra que iba detrás de ese personaje, pero a mi padre no lo seguía, lo cubría por completo, mi padre no parecía verlo, yo me fui a poner de pie para irle a decir a mi madre y a la abuela, pero un hormigueo en mis pies me lo impedía es como si estuviera atornillado al piso. Los perros aullaban con más fuerza, el viento silbaba entre el alar de la casa, más que un silbido es como si fuera un murmullo de muerte, eso fue lo que pensé en ese momento y aún hoy día me aterra lo que se me ocurrió.
Mi padre seguía su camino, cuando a espaldas de él, detrás del gran árbol salieron dos figuras de hombre, a pesar de la distancia, en la mano de uno de ellos se veía un puñal, yo a pesar del miedo y el deseo de correr a avisar que mi padre estaba en peligro no era capaz de mover un solo musculo, los dos hombres siguieron a mi padre un tramo, después lo abordaron, lo estaban robando, mi padre intentó resistirse, pero lo apuñalaron, mientras esto ocurría, los perros salieron en defensa de mi padre, pero solo podían llegar hasta donde empezaba esa sombra, apenas llegaban a ese límite chillaban, los dos hombres deshicieron sus pasos y huyeron perdiéndose en la noche, mi padre caminó tambaleante hasta nuestra puerta, mientras en el gran árbol estaba parado el hombre de la capucha, este vio todo y seguía mirando el avanzar de mi padre, yo pude moverme y corrí a la puerta, sabía que papá estaba mal herido, no me importó lo que mi madre me había advertido, abrí la puerta, mi padre estaba bañado en sangre, sus ojos desencajados y horrorizados no miraban a la puerta, veían al personaje de la capucha negra que estaba al lado de él con una mano sobre el hombro, allí pude verle la cara y supe quien era; era una calavera, era la muerte y había venido por mi padre, dentro escuché la abuela y a mi madre correr también a la puerta, al ellas llegar mi padre estaba sobre mi, ya estaba muerto, aquel hombre de la capucha no se fue caminando como lo vi al principio, solo desapareció en la oscuridad, a pesar del dolor que sentía, recuerdo muy claro que escuché ladrar los perros con fuerza y rabia.
Vi morir a mi padre y crecí con el firme convencimiento que me vengaría por eso, la noche que mi abuela murió, me mandó llamar a su habitación ya en los últimos suspiros, me pidió olvidar la venganza, asegurándome que cuando la muerte vienen no hay manera de detenerla, ella está aquí, me señaló un lugar indefinido de la habitación, pero tu no puedes verla por que no eres el elegido, esa misma noche mi abuela murió, pero me dejó una gran duda, porqué la noche que murió mi padre pude ver la muerte si yo no fui el elegido, con los años olvidé mi sed de venganza, pero el dolor de perder a un padre a esa edad y de esa manera nunca se olvida.
𒋨𝑽𝒂𝒍𝒂𝒌 𝕯𝖊𝖆𝖒𝖔𝖓 𝕿𝖆𝖗𝖌𝖆𝖗𝖞𝖊𝖓
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